Las personas con trastorno del espectro autista o TEA llevan consigo un sinnúmero de desafíos y dentro de sus principales síntomas tenemos la dificultad en la comunicación social y comportamientos restringidos y repetitivos. Es probable que comiencen desde que son muy pequeños, aunque pueden pasar desapercibidos, y persistir e interferir con la vida diaria a medida que van creciendo.
Es necesario estar alerta ante alguno o varios de estos síntomas en la infancia temprana:
A los 6 meses
Pocas o ninguna gran sonrisa u otras expresiones cálidas, alegres y atractivas.
Contacto visual limitado o nulo
A los 9 meses
Poco o nada de intercambio de sonidos, sonrisas u otras expresiones faciales.
A los 12 meses
Poco o ningún balbuceo
Pocos o ningún gesto de ida y vuelta, como señalar, mostrar, alcanzar o saludar con la mano.
Poca o ninguna respuesta al nombre
A los 16 meses
Muy pocas o ninguna palabra
A los 24 meses
Frases de dos palabras muy pocas o sin sentido (sin incluir la imitación o la repetición).
En estos casos es muy necesario que sea diagnosticado solo por especialistas que tengan experiencia sobre el tema y que esta verificación se realice mediante una lista de criterios del diagnóstico del autismo del DSM-V.